El gobierno de Javier Milei aumenta la tasa aeroportuaria: el precio de los vuelos vuelve a subir

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El gobierno de Javier Milei ha autorizado un incremento en la Tasa de Uso de Aeroestación de Cabotaje (TUAC), lo que impactará directamente en los precios de los pasajes para vuelos domésticos en la Argentina. Esta medida, publicada en el Boletín Oficial, busca actualizar las tarifas según la inflación y la devaluación del peso.

El Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (ORSNA) aprobó una TUAC de $5.685 por pasajero embarcado, una cifra considerablemente mayor a la vigente. Este aumento se implementará de manera proporcional en otras categorías de tarifas, afectando a la mayoría de los aeropuertos del país. Además, la resolución establece que, si el tipo de cambio varía más del 30%, se podrán hacer nuevos ajustes tarifarios.

El incremento de la tasa tiene como objetivo asegurar el equilibrio económico de la concesión de los aeropuertos, gestionados por Aeropuertos Argentina 2000. Según los acuerdos con el Estado, las tarifas deben ajustarse en función de indicadores como la inflación y la devaluación del peso. El aumento de costos operativos ha sido una de las razones principales para esta decisión.

Tanto el Estado como Aeropuertos Argentina 2000 se verán beneficiados por este aumento, ya que generará una mayor recaudación. La medida permite a la concesionaria mantener y mejorar la infraestructura aeroportuaria, una justificación clave que el gobierno utilizó para aprobar el ajuste.

Impacto en los pasajeros

Este aumento afectará principalmente a los pasajeros de vuelos domésticos, ya que la TUAC se incluye directamente en el precio del boleto. Aquellos que viajan dentro del país deberán enfrentar un incremento en el costo de los pasajes, lo que podría reducir la demanda de vuelos.

A pesar de que el Gobierno se jacta de ser un modelo que viene a reducir la presencia del Estado en la economía, en el sector aeroportuario sigue manteniendo la misma cantidad de impuestos que el gobierno de Alberto Fernández. La obsesión de mantener equilibrio fiscal en las cuentas públicas obliga al equipo de Milei a ser austero en los subsidios, pero goloso con los impuestos.

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