ROMA.- “Ahora me van a definir como racista, pero hay una incidencia mayor, lamentablemente, en los casos de violencia sexual, de parte de inmigrantes, sobre todo ilegales. Cuando no tenés nada, se da una degeneración que puede llevar a cualquier parte”.
Esta fue la frase polémica que lanzó ayer la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, en una entrevista a una revista femenina que salió publicada justo en el día internacional contra la violencia hacia las mujeres. La frase de la premier coincidió con una jornada de marchas y manifestaciones en toda Italia de feministas que protestaron en contra del patriarcado y los cada vez más alarmantes femicidios y hechos de violencia que todos los días llenan las páginas policiales de los medios italianos. Incluso el Palazzo Chigi, la sede del Gobierno, se iluminó de rojo, el color símbolo de la violencia de género, en solidaridad con la jornada y, en un posteo en X, Meloni denunció que todavía hay demasiados casos y que debe hacerse más para combatir esa “plaga social y cultural”.
Lo cierto es que con su frase “racista” al semanario Donna Moderna, Meloni, líder de Hermanos de Italia, un partido de derecha que siempre tuvo el combate a los inmigrantes ilegales uno de sus caballitos de batalla, se alineó a su vicepremier y líder de la Liga, Matteo Salvini.
Salvini -socio, pero, en realidad, rival interno de la premier- invitó en un mensaje por la jornada a reconocer “la inevitable y creciente incidencia de los agresores extranjeros, un dato preocupante que no disminuye de ningún modo los casos italianos, sino que evidencia las peligrosas consecuencias de una inmigración fuera de control, con inmigrantes provenientes de países que no comparten nuestros principios y los valores occidentales”.
De la vereda de enfrente, Elly Schlein, líder de Partido Democrático, el principal de la oposición de centroizquierda, en cambio, aseguró que la violencia contra las mujeres es “estructural” y está enraizada en el “patriarcado”, que “sólo es negado por quienes no quieren verlo”, denunció.
Schlein aludió, así, al escándalo que se desató la semana pasada cuando el ministro de Educación, Giuseppe Valditara, también de la Liga, salió a decir que “el patriarcado ya no existe”. Y, en línea con el líder de su partido, dijo que los inmigrantes son responsables de la violencia machista, en declaraciones que causaron muchísimo ruido porque las hizo durante la presentación de la Fundación Giulia Cecchettin, una estudiante italiana de 22 años asesinada por su novio, también italiano, a fines del año pasado. Ese femicidio conmocionó a los italianos y cientos de miles salieron entonces a las calles para denunciar las violencias contra las mujeres.
La hermana de Giulia Cecchettin, Elena, tachó el discurso de Valditara de “propaganda” y le recordó en un posteo en Instagram que el asesino de Giulia era un joven “blanco” e “italiano”: Filippo Turetta, un estudiante de 22 años, para quien el fiscal pidió justo ayer una condena a la pena perpetua.
Según datos del Ministerio del Interior, son los italianos los responsables de la mayor parte de las violencias sexuales (56%), así como de los episodios de acoso (82%) y maltratos (71%) que se registraron en Italia en el primer semestre de 2024. Desde principios de año, por otro lado, hubo en Italia 100 femicidios, más que los 96 de todo 2023 y en camino a superar los 106 de 2022, según medios italianos. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística, por otro lado, el 94% de las mujeres italianas víctimas de femicidios en 2022 fueron asesinadas por italianos.
“La violencia contra las mujeres tiene números alarmantes”, admitió el presidente de Italia, Sergio Mattarella, que denunció que se trata de un “comportamiento sin justificaciones, radicado en desigualdad, estereotipos de género y culturas que toleran o minimizan los abusos, muchas veces en ámbito familiar”.
Pese a que Italia en 2013 ratificó la convención del Consejo de Europa sobre la lucha a la violencia de género “dotándose de instrumentos de tutela”, Mattarella reconoció que “lo hecho hasta ahora no es suficiente para proteger a las mujeres, también muy jóvenes, que siguen viendo sus derechos violados”. “Es superfluo subrayar que no hay excusas para justificar la violencia de género, hacen falta acciones concretas”, sentenció.
En coincidencia con la jornada en contra de la violencia hacia las mujeres, en Milán un tribunal condenó a cadena perpetua, en primer grado, a Alessandro Impagnatello, un ex barman que primero intentó envenenar y después mató con 37 cuchilladas a su pareja, Giulia Tramontano, que estaba embarazada de siete meses, otro caso que, en mayo del año pasado, conmovió al Italia.
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