Una delegación de altos funcionarios de Economía se encuentra en Washington para avanzar en las negociaciones para un nuevo préstamo del Fondo Monetario Internacional, justo cuando una oficina de control interno del organismo brindó un crítico informe al Directorio Ejecutivo sobre los créditos excepcionalmente altos como el que se otorgó a la Argentina en 2018.
El secretario de Finanzas, Pablo Quirno; el secretario de Política Económica, José Luis Daza, y el vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning, se reúnen estos días en la capital estadounidense con los técnicos del FMI para discutir cómo finalizar el programa vigente con el organismo y firmar otro acuerdo que incluya un nuevo desembolso que sirva para apuntalar la economía y acelerar la salida del cepo.
El ambiente es de hermetismo. “Son reuniones informales, no hay agenda preestablecida”, dijeron a Clarín desde Economía, mientras desde el FMI no hicieron comentarios sobre las conversaciones.
Todavía restan dos revisiones del plan de Alberto Fernández, aún en vigor, que vence a fin de año y que contempla unos 1.000 millones de dólares en desembolsos. Pero el Gobierno busca empalmarlas con un nuevo programa que incluya más dinero fresco (a principios de año se entusiasmaban con US$ 15.000 millones pero luego las pretensiones se fueron moderando) para reforzar las reservas y poder salir del cepo sin grandes turbulencias.
El presidente Javier Milei y su equipo económico esperan con ansiedad la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca (el 20 de enero) porque estiman que la buena sintonía entre ambos líderes será crucial a la hora de recibir el apoyo de Estados Unidos en el directorio ejecutivo del organismo desde donde, a pesar de estar encantados con las reformas de Milei, el resto de los países del G7 mira aún con cierta desconfianza a la Argentina dada su historia de incumplimiento serial.
Sin embargo, el entusiasmo argentino podría encontrar un freno porque la Oficina de Evaluación Independiente, que es el organismo de control interno del Fondo, presentó este jueves en la reunión de directorio un informe en el que criticó el proceso del banco para conceder préstamos inusualmente altos a países con dificultades, entre ellos la Argentina, según la agencia Bloomberg.
El crédito argentino, bajo la lupa del FMI
La Oficina de Evaluación Independiente del Fondo estudió aproximadamente 20 años de préstamos bajo la llamada Política de Acceso Excepcional, entre ellos el crédito a la Argentina de US$ 44.000 millones de 2018, cuando Mauricio Macri estaba en el poder y recibió el apoyo de Trump desde su primera gestión en la Casa Blanca.
El reporte “examina la justificación y la evolución de la política desde 2002, la aplicación de los criterios de acceso excepcional y las variaciones en el diseño y la implementación del programa”, según publicó la Oficina en su página web.
También “evalúa si la política ha alcanzado los objetivos previstos, que incluyen dar forma a las expectativas de los países miembros y del mercado, proporcionar puntos de referencia más claros para las decisiones del Directorio sobre el diseño de programas y el acceso excepcional, salvaguardar los recursos del Fondo y ayudar a garantizar la uniformidad del trato de los miembros».
Se basa en las experiencias de los 38 programas de acceso excepcional completados hasta mediados de 2023, incluidos los de Argentina (2018), Ecuador (2020) y Egipto (2020).
Según señaló la agencia Bloomberg, la Oficina preparó un conjunto de recomendaciones y el informe critica la falta de consistencia en la política crediticia, que se modifica país por país y no como resultado de revisiones periódicas. La Oficina no respondió a la consulta de Clarín sobre el tema.
El reporte también determinó que los préstamos analizados no fueron efectivos para catalizar fuentes privadas de financiamiento para los prestatarios, una de las principales razones por las que un país con problemas financieros busca asistencia del FMI.
La política de acceso excepcional, adoptada en 2002 para los países con grandes necesidades de financiamiento, permite a los países recibir fondos que superen ampliamente su “cuota” con el FMI. El informe recomendó que el organismo establezca expectativas más claras para los programas de países donde la deuda cae en la llamada “zona gris”, que es la deuda considerada sostenible pero no con alta probabilidad.
Estas advertencias podrían llevar al directorio a analizar con más detenimiento un posible nuevo programa con Argentina. Si bien se estima que sería aprobado, quizás se endurezca en algunos puntos. La portavoz del organismo, Julie Kozack, admitió por primera vez semanas atrás que están estudiando en este momento “la opción de pasar a un nuevo acuerdo”.
Sin embargo, advirtió que para sostener los “resultados increíbles” que está logrando el Gobierno, “es de importancia decisiva seguir adoptando un grupo de políticas coherentes, sobre todo en materia fiscal y monetaria”.