“Un hombre no es de donde nace, sino de donde elige morir”. Es una de las célebres frases que más se recuerdan de uno de los grandes directores que convirtieron el cine en una pasión: Orson Welles. Sin embargo, paradójicamente el creador de Ciudadano Kane no pudo llegar a decidir sobre el lugar en el que descasarían sus restos, ya que murió de un paro cardíaco en Los Ángeles el 10 de octubre de 1985, a los 70 años.
Debido a ello, supuestamente su hija Beatrice y su entonces mujer, Paola Mori, fueron las encargadas de decidir dónde reposarían sus cenizas para siempre. Sorprendentemente, estas no se encuentran en algún lugar en las profundidades de su Wisconsin natal, sino que se hallan mucho más cerca de lo que se podría pensar. Guiadas por la pasión que tenía Welles por España y, sobre todo, por la ciudad de Ronda, madre e hija no dudaron en cuál sería el sitio perfecto para él.
A pesar de que llegaron un año y medio más tarde del fallecimiento, las cenizas del director y productor descansan en uno de los espacios donde siempre fue feliz: la finca de su querido amigo, el torero Antonio Ordóñez. El 8 de mayo de 1987, El País recogió en directo las frases emitidas por el sacerdote Gonzalo Huesa, quien ofició el entierro: “Si juntamos su amor a su profesión y a sus amigos, hay que decir que en este hombre está Dios”. Acto seguido, Beatrice Welles y el diestro metieron los restos de Orson Welles en un cofre de madera que se introdujo en un pozo sellado entre flores y con la inscripción: “Ronda, al maestro de maestros”.
El Recreo de San Cayetano
Las nuevas generaciones, cuando escuchan hablar de los Ordóñez, piensan directamente en los hijos de Paquirri, quienes han sido dos de los toreros más famosos y conocidos de los últimos tiempos. Sin embargo, tras ellos no solo se encontraba su padre, sino su abuelo y padre de Carmina Ordóñez, Antonio Ordóñez. El diestro toreó las mejores plazas del país y compartió fama con otros nombres como El Cordobés y Luis Miguel Dominguín. De esta manera, era inevitable que no se cruzara por el camino con un estadounidense enamorado de España que era recibido en cada lugar al que llegaba como si se tratara del mismísimo Mister Marshall.
Welles cayó rendido ante la belleza de la España profunda y, aunque no vivió la Guerra Civil, fue escenario de algunos de sus programas radiofónicos, como Tierra de España. Nuestro país sirvió también como localización para algunas de sus grandes obras, como Campanadas a medianoche, que rodó en Cardona, Barcelona, y Colmenar Viejo, Madrid; o Mr. Arkadin, en Valladolid, Madrid y Segovia. Además, aunque tuvo entre manos la adaptación de Don Quijote, no pudo completar el proyecto, aunque reflejó su intento en un documental para la RAI italiana, Nella terra di Don Chisciotte (En la tierra de Don Quijote), donde reflejó pueblos, fiestas y tabernas de Ronda, Jerez, Pamplona y otros muchos lugares.
Con Antonio Ordóñez compartió muchos días y noches entre las diez hectáreas de olivares, huertos y árboles frutales que componen la finca, que también incluye un cortijo de cinco habitaciones y una piscina. Sin embargo, han sido varias las manos que han poseído El Recreo de San Cayetano desde entonces, ya que el torero falleció en diciembre de 1998. Actualmente, los dueños del lugar situado en plena A-357, la carretera de Campillos a Ronda, son Fran y Cayetano Rivera, quienes ofrecen la posibilidad de disfrutar de él por el módico precio de 650 euros por noche.