Roma: siempre eterna, hoy rejuvenecida en este Año Santo

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“Roma caput mundi”, es decir, “Roma, capital del mundo”. Una vez más, o como ocurre cada cuarto de siglo, la ciudad eterna en este 2025, Año Santo, vuelve a ser meta de cientos de miles de peregrinos de todo el mundo –más de 32 millones, según los cálculos–. Al margen de cruzar la puerta santa de la Basílica de San Pedro y de las demás basílicas papales para obtener la indulgencia plenaria en este Jubileo de la esperanza, los visitantes se encontrarán con una capital transformada y con muchas novedades.

Para recibir a los “peregrinos de la esperanza”, en efecto, como suele ocurrir desde que comenzaron a existir los Jubileos, en 1300, Roma ha aprovechado para realizar grandes obras y reformas que han transformado su fisionomía, resaltando aún más su belleza y, en varios casos, han mejorado su movilidad.

Aunque muchas de las obras fueron inauguradas a último momento, horas antes de que comenzara el Jubileo –el 24 de diciembre–, muchas otras siguen en curso o en “work in progress”. Ahí es donde el visitante se topará con enormes paneles con la leyenda “Roma caput mundi”, que recubren las decenas de obras aún inconclusas, pero que verán la luz en los próximos meses: entre ellas, la nueva plaza, toda peatonal, y, se espera, más funcional, que surgirá delante de la estación ferroviaria de Termini. Todo es parte del Plan Jubileo que prevé más de 600 proyectos e inversiones del orden de los 4800 millones de euros, muchos de los cuales provienen del colosal fondo de dinero que la Unión Europea le prestó a Italia para que pudiera volver a relanzar su economía después de la debacle de la pandemia.

La Fontana di Trevi reabrió al público tras una restauración de tres mesesSOPA Images – LightRocket

Por lo pronto una de las grandes novedades, que fue inaugurada con bombos y platillos el 23 de diciembre, cuando la primera ministra, Giorgia Meloni, no dudó en hablar de “un milagro cívico”, fue el nuevo “sottopasso”, es decir, túnel, de Piazza Pia. Construido a una velocidad récord, jamás vista en Roma –ciudad en la que siempre todo suele demorarse años porque al cavar uno se topa con ruinas arqueológicas que paralizan las obras–, el túnel logró reencauzar y hacer desaparecer el flujo automovilístico que solía haber en los alrededores del Castel Sant’Angelo, en la parte que enfrenta el comienzo de la Vía de la Conciliazione. Allí ahora ya no hay un molesto (a nivel visual y auditivo) río de autos, sino una gran plaza que recibe a los peregrinos que se encaminan hacia el Vaticano.

Se trata de la reforma más notable en la zona clave del Jubileo, que si bien el año pasado, por las obras en curso, significó una pesadilla para el tránsito romano, ahora es aplaudida de forma unánime. En la renovada Piazza Pia, que se encuentra a la vera del Tíber, pueden verse dos grandes y modernas fuentes y también puede encontrarse un primer centro de bienvenida para los peregrinos.

Otra novedad es que allí cerca volvieron a abrir a los visitantes “Il Passetto del Borgo”, como se llama ese icónico pasillo fortificado que conecta el Castel Sant’Angelo al Vaticano. Ideado por Nicoló III en el siglo XIII, fue protagonista de la fuga rocambolesca de Clemente VII durante el “Sacco” (saqueo) de Roma de 1527.

Siempre en la misma zona, gracias a trabajos de restauración y limpieza pueden verse, más inmaculadas que nunca, las bellísimas estatuas del puente de Castel Sant’Angelo, uno de los más antiguos y famosos de Roma. Peatonal, el puente ostenta, radiantes, las esculturas de los santos Pedro y Pablo en un extremo, así como los diez ángeles diseñados por Gian Lorenzo Bernini.

Igual de blancas e impolutas se ven, cruzando el puente y caminando hasta Piazza Navona, las fuentes de la plaza homónima, también de Bernini, que estuvieron durante meses tapadas por obras de limpieza profunda. Lo mismo ocurre con las fuentes de la cercana Piazza Farnese y, entre varias otras renovadas, de la majestuosa Fontana de Trevi.

Hablando de la Fontana de Trevi, para acercarse y cumplir con el ritual del lanzamiento de la monedita ahora es necesario seguir un recorrido especial, detrás de unas vallas y hacer cola. Al momento, no hay que pagar, pero la idea es cobrar un ticket, como ya ocurre en el Pantheon.

Sin contar la misma Basílica de San Pedro –donde el grandioso Baldaquino también tuvo su baño de luz–, muchos otros monumentos e iglesias de Roma se han hecho un lifting y han sido depurados de suciedad acumulada. Además, han embellecido y renovado su entorno, como, por ejemplo, la Basílica de San Juan de Letrán.

También la Piazza del Risorgimento, que queda a pocos metros de los Museos Vaticanos y la adyacente via Ottaviano, que ahora es peatonal y que lleva a la estación homónima de metro, la más cercana a San Pedro, ha tenido una inmensa transformación. Ya no es, como antes, una terminal de tranvía, sino una gran zona peatonal con bancos e incluso juegos.

Las nuevas reformas en Piazza Pía Elisabetta Piqué

Mientras que la céntrica Piazza Venezia está desde hace meses irreconocible, marcada a fuego por una inmensa obra que durará, esa sí, varios años –porque se trata de la extensión de una de las líneas del subte y algo que sí genera nervios en los automovilistas–, los romanos aún siguen esperando que concluyan los trabajos de limpieza y renovación de la bellísima bicisenda que bordea el río Tíber, un espacio ideal para escaparse del ruido no sólo para ciclistas, sino también para caminantes y runners.

Finalmente, la mayor novedad es que desde que se inauguró el Jubileo esta Roma “caput mundi”, siempre eterna y hoy rejuvenecida, parece más limpia.

Por arte de magia aparecieron en casi todos los barrios, de hecho, nuevos y modernos contenedores de basura.

Además, un ejército de hombres vestidos de naranja con escoba y pala pasa continuamente removiendo hojas muertas y papeles sueltos que dejan caer algunos de los turistas que invaden calles y plazas romanas. Ojalá dure.

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