India y Pakistán se encaminan a una guerra nuclear tras el ataque terrorista

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Tras el atentado terrorista en Pahalgam, Jammu y Kashmir, que dejó 26 muertos la mayoría turistas indios, las relaciones entre India y Pakistán han alcanzado uno de sus puntos más bajos en años.

En respuesta al ataque, India acusó a Pakistán de respaldar a grupos terroristas como The Resistance Front (TRF), que se atribuyó el atentado. Pakistán ha negado cualquier implicación.

Ante la gravedad de los hechos, India tomó medidas punitivas inmediatas, incluyendo la suspensión de su participación en el Tratado de Aguas del Indo, un acuerdo vital firmado en 1960 que regula el uso compartido de los ríos Indo, Jhelum y Chenab, que nacen en India, pero fluyen mayoritariamente hacia Pakistán.

Esta decisión, sin precedentes, amenaza con profundizar la crisis regional, ya que Pakistán depende críticamente de estas fuentes hídricas para su agricultura y abastecimiento de agua.

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En represalia, Pakistán convocó a su comité de seguridad nacional, que decidió tomar una serie de contramedidas drásticas. Entre ellas, se encuentra la advertencia de que cualquier intento de India por desviar o bloquear el flujo de los ríos será considerado un «acto de guerra» y será respondido «con toda la fuerza del poder nacional».

También anunciaron la suspensión de todos los acuerdos bilaterales con India, incluyendo el Acuerdo de Simla, que reconoce la Línea de Control (LoC) como la frontera de facto en Kashmir. Suspender este acuerdo podría desencadenar una mayor inestabilidad militar en la región.

Pakistán también tomó medidas diplomáticas, como suspender todas las visas para ciudadanos indios bajo el Esquema de Exención de Visado de la SAARC, excepto para peregrinos religiosos sijs, y ordenar la salida de todos los indios que se encuentren bajo ese régimen en 48 horas. Redujo además el personal diplomático indio en Islamabad a 30 personas.

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Otra decisión significativa fue el cierre del espacio aéreo pakistaní a todas las aerolíneas indias, replicando una acción similar a la de 2019. Esta medida afecta considerablemente a vuelos entre India y Europa o Medio Oriente, especialmente los operados desde Delhi por Air India, así como a vuelos hacia Asia Central.

Además, Pakistán ha cerrado el paso fronterizo de Wagah y suspendido todo comercio bilateral, incluso el que involucra a terceros países. Estas decisiones suponen una congelación casi total de las relaciones bilaterales.

En las últimas horas, la tensión militar también ha ido en aumento. El portaaviones indio INS Vikrant ha dejado su puerto en las últimas horas y se dirige hacia Pakistán,  donde serán llevadas a cabo distintas maniobras militares. 

Por su parte, el ejército pakistaní ha anunciado ejercicios militares justo en la zona en la que el portaaviones indio será desplegado. El ejercicio pakistaní consistirá en la prueba de misiles. 

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Como señal del agravamiento de las relaciones bilaterales entre ambas naciones, el gobierno indio instó a todos sus ciudadanos a abandonar Pakistán. 

El grupo TRF, autor del atentado según su declaración en redes sociales, surgió en 2019 y está vinculado, según India, a Lashkar-e-Tayyiba, responsable de los atentados de Bombay en 2008.

Aunque TRF se presenta como una resistencia local contra la «ocupación ilegal», ha sido clasificado como organización terrorista por India. Según las autoridades de Kashmir, dos de los tres sospechosos del atentado serían ciudadanos paquistaníes.

La situación actual refleja una peligrosa escalada entre dos potencias nucleares en una región ya inestable. Mientras India promete una represalia firme, Pakistán responde con medidas severas y advertencias de guerra, dejando el futuro de la región colgando de un hilo.

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