Argentina se metió en el Final 8: por qué puede soñar con el título en la Copa Davis

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El equipo argentino de la Copa Davis logró el gran objetivo del año: se metió en el selectivo Final 8, la instancia definitoria por la ensaladera que tendrá en competencia a los ocho mejores países del mundo y que se jugará del 18 al 23 de noviembre próximos en la ciudad italiana de Bologna. El conjunto de Javier Frana consiguió la valiosa clasificación luego de superar por 3-1 a Países Bajos, de visitante en el estadio MartiniPlaza de Groningen, sobre cancha dura bajo techo: definió una serie ideal gracias al triunfo de Horacio Zeballos (5°) y Andrés Molteni (19°) por 6-3 y 7-5 en el punto de dobles frente a Sander Arends (23°) y el singlista Botic Van de Zandschulp, que reemplazó en la dupla local a Sem Verbeek (48°). Con todo resuelto, Jesper De Jong venció 6-4, 6-3 a Francisco Comesaña y el quinto punto no se disputó.

Después de un viernes perfecto, en el que Tomás Etcheverry venciera al debutante neerlandés De Jong y Francisco Cerúndolo hiciera lo propio frente al propio Van de Zandschulp, el plantel nacional sentenció la eliminatoria al mejor de cinco partidos con suficiencia, gracias a la solvencia y la jerarquía de Zeballos, el mejor doblista argentino de todas las épocas, campeón este año en Roland Garros y en el US Open, y de Molteni, quienes siguen invictos este año por la Copa Davis: también habían ganado el punto de dobles ante Noruega en febrero pasado, en el exitoso debut del capitán Frana.

Fiel a su rica historia, Argentina volverá a estar en la zona definitoria para pelear por la ensaladera un año más. Será por segunda edición consecutiva: en 2024 cayó en los cuartos de final ante Italia en Málaga, en la última conducción de Guillermo Coria y con el ex número uno mundial Zeballos -ahora reconvertido en un referente indiscutido- marginado por un conflicto con el Mago, que lo había dejado afuera de los Juegos Olímpicos de París. 

Más allá de que no pudo contar con su mejor jugador Tallon Griekspoor (31°), Países Bajos sufrió un duro golpe por parte de la Argentina: de haber sido finalista mundial el año pasado -también cayó contra Italia, pero en la final-, volvió a perder una serie en condición de local después de once años. No lo hacía desde septiembre de 2014, por los playoffs ante Croacia: llevaba, desde entonces, cuatro victorias al hilo en eliminatorias disputadas en su casa.

Ahora Argentina conocerá a su rival para los cuartos de final el próximo miércoles 17 de septiembre, en el sorteo a realizarse en la Piazza Maggiore de Bologna, la ciudad que será sede del Final 8, que tendrá un formato que encenderá la ilusión del equipo nacional hasta para soñar con su segunda ensaladera de plata, luego de aquella indeleble conquista de 2016 de la mano del equipo conducido por Daniel Orsanic y liderado en la cancha por Juan Martín Del Potro.

Por qué Argentina puede ganar la Davis

La ilusión no sólo responde al deseo de siempre: desde los motivos racionales, incluso antes de conocer a todos los clasificados para el Final 8 y sin saber cuál será su primer escollo, lo cierto es que el equipo de Frana tendrá dos factores provechosos. El primero marcará una diferencia sustancial respecto del pasado reciente: se terminaron las pugnas internas, al menos por el momento y en gran escala. Argentina presenta el mejor plantel posible en cada eliminatoria.

No ocurrió el año pasado, cuando no pudo contar con Zeballos, que estaba en la cima del mundo. Cualquier especialista extranjero tendría serias complicaciones para explicarse con motivos deportivos por qué el zurdo de 40 años, formado en el Edison Lawn Tenis de Mar del Plata y dueño de laureles jamás conquistados por un doblista nacional, fue borrado y no estuvo para pelear medallas olímpicas en los Juegos de París 2024 y tampoco defendió la camiseta copera que vistió por primera vez en 2010. La respuesta a aquella prognosis tenística la esconden el propio Coria y los principales actores de la Asociación Argentina de Tenis (AAT), quienes respaldaron la decisión de manera pública y ahora, un año después y con un marcado giro comunicacional, están embanderados a la par del nuevo referente.

«Desde que llegó al equipo a Horacio se le dio el lugar que debe tener un jugador de su trayectoria y de su experiencia. Es el referente del equipo, el jugador con recorrido que les marca el camino a los demás. Adentro de la cancha nos brinda un montón y afuera mantiene a los chicos conectados», había reflexionado el propio Frana, encargado de solucionar aquel sacrilegio deportivo apenas asumiera en el cargo, en diciembre del año pasado, y de construir la sinergia de la que disfruta hoy el equipo nacional.

La segunda razón por la que Argentina podrá luchar de manera seria por ganar la Davis responde a la estructura de disputa del certamen: el formato será con series de un solo día, con dos singles -se enfrentan el 2° contra el 2° y al 1° contra el 1° de cada país- y un partido de dobles que, siempre que llegue a jugarse, oficiará como el punto definitorio. En números: el doble pasará de representar el 20% a un significativo 33,3% del total de los partidos de cada serie.

El formato, entonces, les arroja un guiño a equipos como Argentina: compactos, con singlistas parejos del primer pelotón de los jugadores «mortales» del circuito y con una pareja de dobles del máximo nivel. Los planteles que cuentan con singlistas fuera de serie, por caso Italia con Jannik Sinner o España -si se clasificara ante Dinamarca- con Carlos Alcaraz, pueden usarlos en menos partidos: por sí solos, sin necesidad de acompañamiento, estos jugadores estelares «garantizarían» sólo un triunfo en un singles, más allá de su eventual aparición en el doble, cuando en el formato tradicional pueden hacerlo en dos de los cinco partidos de la serie. Las series más rápidas y la competencia más fugaz en espacios de escasos días, en definitiva, invitan a soñar a los equipos sin figuras pero sin puntos flacos. Como Argentina, que se irá de Países Bajos con la ilusión por las nubes.

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