A un mes del operativo que desalojó a los manteros de las calles de Once, la situación en el barrio ha mejorado notablemente. Comerciantes y vecinos coinciden en que la medida impulsada por el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, trajo consigo mayor seguridad, orden y comodidad para todos. En su reciente recorrido por la zona, Macri ratificó su compromiso de mantener ordenadas las calles y veredas, un esfuerzo que los vecinos consideran esencial para el bienestar de la comuna.
«Los manteros generaban inseguridad, desorden y una competencia desleal para los comerciantes. También incomodaban a los vecinos, que no podían circular libremente», explicó Jorge Macri al referirse al operativo llevado a cabo el 4 de octubre por la Policía de la Ciudad. En esa ocasión, más de 600 efectivos realizaron 197 allanamientos y decomisaron 66,000 productos falsificados, cuyo valor de venta superaba los mil millones de pesos. La intervención, organizada en conjunto con el fiscal Norberto Tropea y el Ministerio de Espacio Público, tuvo un impacto inmediato en la recuperación del espacio público.
Un impulso a las ventas y la seguridad en Once
La medida no solo trajo alivio en términos de circulación, sino que también mejoró la situación económica de los comerciantes de la zona. Hernán, dueño de una tienda de ropa en Sarmiento 2790, compartió su entusiasmo: «Desde que no hay manteros, duplicamos las ventas. Estamos muy contentos, lo que se hizo fue bárbaro». Otro comerciante, Jorge, comentó que sus ventas aumentaron un 20% y destacó la importancia de la legalidad en el comercio: «Todos tenemos derecho a trabajar, pero no ilegalmente. Yo pago impuestos».
El orden en las calles de Once también ha contribuido a un ambiente más seguro y amigable para los peatones. El dirigente del PRO resaltó la importancia de este esfuerzo: «Ordenamos el espacio público para que cada uno pueda trabajar y progresar en un país donde el que cumple las reglas tiene premio, y no el pícaro que ocupa ilegalmente». La recuperación de las veredas ha permitido a los vecinos caminar libremente, una ventaja que, aseguran, antes no existía debido a la gran cantidad de puestos de venta ilegal.
Medidas similares en otros barrios
El operativo de Once forma parte de una estrategia de la Ciudad para liberar el espacio público en distintos puntos afectados por la ocupación irregular. En agosto, más de 2.000 manteros fueron desalojados del Parque Centenario, y anteriormente se intervino en la feria ilegal de la calle Perette, en Retiro. Otros operativos similares se realizaron en Parque Patricios, Plaza de Mayo, Congreso y Aeroparque, donde el Ministerio de Espacio Público ha coordinado esfuerzos para mantener las áreas despejadas y accesibles para todos.
Para Jorge Macri, este trabajo es fundamental en su gestión. El jefe de Gobierno asegura que no permitirá que las mafias de la venta ilegal se apoderen nuevamente de los espacios públicos. «El orden no se negocia. No vamos a aflojar ni a ceder ante las mafias», afirmó en sus redes sociales. Sus declaraciones reflejan una postura firme, que, hasta el momento, ha sido respaldada tanto por los vecinos como por los comerciantes que ven en esta política una oportunidad de crecimiento y tranquilidad.
Asistencia social para quienes lo necesiten
Como parte del operativo en Once, el Ministerio de Desarrollo Humano llevó a cabo un relevamiento de las personas afectadas, ofreciéndoles en caso necesario el subsidio de Ciudadanía Porteña. Sin embargo, solo una persona aceptó esta asistencia. Esta medida busca brindar alternativas a quienes realmente lo necesiten, promoviendo la inserción laboral en actividades formales y reguladas.
La recuperación de las calles de Once es vista por muchos como un logro de la gestión de Jorge Macri, que busca consolidar el orden y el respeto por el espacio público en toda la Ciudad. Desde sus redes sociales, el jefe de Gobierno compartió un video de vecinos donde se destaca el cambio en el barrio: «Hasta hace solo un mes, las calles de Once tenían un grave problema de ocupación por parte de los manteros: el tránsito era imposible, los vecinos padecían el desorden y los comerciantes tenían que tolerar la competencia ilegal».
