Sobre el cierre del año parlamentario, el menguado bloque del radicalismo que comanda Rodrigo de Loredo perderá en los próximos días a su secretario parlamentario Alejandro Cacace, el nuevo «fichaje» del Ministerio de Desregulación que encabeza Federico Sturzenegger. Se trata de una figura de máxima confianza del referente cordobés que maneja tanto las cuestiones técnicas de los distintos temas en debate en el Congreso como las negociaciones entre la bancada y el Ejecutivo, una tarea que se multiplicó a lo largo de este 2024.
Según supo PERFIL, Cacace pasaría a tener una responsabilidad similar pero del lado ministerial, por el aceitado vínculo que mantiene con operadores de los distintos espacios parlamentarios, con lo que Sturzenegger querría asegurarse tener una figura que maneje al detalle los asuntos del Congreso que este año supo tener mucho protagonismo.
Cacace fue diputado nacional por San Luis hasta diciembre de 2023 y no pudo renovar su banca, por lo que fue convocado para trabajar en el bloque junto a sus excolegas. Al igual que De Loredo pertenecía al bloque de Evolución, referenciado en su momento en Martín Lousteau y que con el recambio parlamentario se terminó unificando con el resto de los radicales.
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Pero en la última división del bloque radical que llevó a la conformación de la bancada Democracia para Siempre, De Loredo (y consecuentemente Cacace) optaron por quedarse del lado orgánico, lo que a su vez los acercó más al Gobierno nacional.
Durante octubre el ministro Sturzenegger presentó en sociedad lo que dio en llamar la Ley Hojarasca, un texto con el cual se busca derogar una serie de normativas que quedaron obsoletas. Lo cierto es que el asunto todavía no arrancó el debate en comisión y a este ritmo ya quedará postergado para el 2025, pero al menos el funcionario quiere garantizarse el éxito para la aprobación de su proyecto.
De Loredo quedó en el ojo de la tormenta luego de que no ejerciera acciones de peso sobre los cinco radicales que dieron su apoyo al Gobierno en el intento de insistir contra el veto presidencial por el aumento jubilaciones y también por el incremento del presupuesto universitario. Eso profundizó las diferencias internas y los reproches que derivaron en la ruptura y que dejaron al bloque de la UCR con 20 integrantes, mientras que Democracia para Siempre quedó con 12 miembros.