Recuperar la familia River, el gran objetivo de Gallardo

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Dice Santiago Sosa que se moría por volver a River y que le dolió que ni siquiera le atendieran el teléfono desde el club. Dice Juanfer Quintero que todos saben lo que le pasó con el CARP y subraya, en contraste, que Racing sí confió en él. Dice Nicolás de la Cruz que después de la eliminación con Inter pasaron cosas “de público conocimiento” que no le gustaron y que hicieron que ya no se sintiera a gusto en Núñez como para buscar su salida. Agradece Mammana en su despedida del club a Gallardo, a sus compañeros, al cuerpo médico, a los utileros y a los cocineros, pero omite mecionar a Martín Demichelis y a la CD, antes de declarar que “me dolió irme así” y de dar a entender que desde adentro se informaba acerca de “lesiones que no eran verdad”. Matías Suárez, en esa misma línea, asegura que “era mentira que estaba para 30 minutos” y que MD “no me ayudó”. Bruno Zuculini acepta que “hubo muchas cuestiones que no vienen al caso” cuando le preguntan, ya en Racing, por la interna del grupo con el CT del actual entrenador de Rayados. Enzo Pérez prefiere no decir nada, pero ya nadie desconoce que se fue de River por un deté que considera que lo traicionó, a él y al grupo del que era capitán, y con el que no se dirigió la palabra durante los últimos meses de 2023, utilizando a Javier Pinola como interlocutor.

Si algo destacó a River en la última década, de lo que se jactaron incluso los propios directivos, es de un círculo virtuoso que hacía del club una gran familia y que lo diferenciaba de otros, especialmente del rival de toda la vida. Una familia en la que existían, desde ya, problemas, desgastes, incluso peleas. Pero que se resolvían en privado y con un factor común que acaso haya sido siempre el principal activo de Marcelo Gallardo como conductor y poco menos que líder espiritual en este tiempo: la verdad. Ir con la verdad -con reglas claras, sin distinciones- fue desde un principio la clave para que el Muñeco formara grupos de trabajo cohesionados, inquebrantables, manadas, como tituló alguna vez él mismo.

Eso fue lo que se perdió durante la gestión Demichelis. Y es lo que todavía repercute hoy: un círculo de confianza puede tardar años en construirse y apenas minutos en destruirse. El off terminó por agrietar la paz interna, aunque incluso antes de ese episodio en el club se percibía una vibra de otra época: la sucesión de Gallardo no fue, de entrada, lo agradable que algunos proyectaron. Como una guerra fría, silenciosa hacia afuera pero estruendosa en los pasillos, hubo durante meses, y durante meses en los que el equipo caminaba hacia el título de la LPF23, una mirada por momentos desdeñosa de parte de la estructura para con la era de un MG que, más allá de un saludo protocolar en la inauguración de su estatua, en ese tiempo nunca tuvo feeling con Demichelis ni con el armado de su CT.

En todo caso, cuando esas sensaciones parecían diluirse en un segundo o tercer plano, las reuniones filtradas de MD con periodistas quebraron definitivamente esa noción de familia entre el técnico y futbolistas en los que se había apoyado de entrada. El off the record fue un terremoto, pero las réplicas llegan hasta estos días: respaldar desde la cúpula del fútbol una y otra vez a un técnico que ya había perdido crédito interno y que -entonces- rápidamente perdió también la brújula futbolística fue leído por muchos jugadores como una toma de postura que de alguna manera validó y defendió a quien originó ese quiebre.

Como una caída de efecto dominó, ese episodio -y la banca del club- en su momento obligó al deté, acaso culposo, a poner durante el último semestre de 2023 a futbolistas que él ya no planeaba poner, pero también vació de liderazgos al vestuario en 2024 para intentar darle aire y espalda al técnico. Al técnico que de todas maneras ya no le terminaba de llegar a un equipo que, despoblado de referentes, perdió fuego sagrado para las paradas bravas.

Esa también es parte de la herencia que le quedó ahora a un Gallardo que de arranque vio que River necesita caciques, que el plantel precisa más cohesión (por eso también las concentraciones largas en Pilar o activaciones como la cena grupal en el restaurante del club).

Volver a darle carácter de familia al ecosistema que él mismo había armado será el desafío más grande para el entrenador, que está convencido de que ahí, a partir de ese punto, se explicaron sus grandes equipos.

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